martes, 6 de septiembre de 2011

Esperanza y los números

Esperanza Aguirre tiene un problema con los números, que no trata de ocultar. Y otro con el número gramatical. Si en la carta dirigida a los profesores de Secundaria, Bachillerato y FP, la presidenta de la Comunidad de Madrid olvidaba un puñado de tildes –que sí aparecen en la copia con el sello del registro- , en la enviada a los padres para informarles de la concesión de ayudas en la compra de libros de texto ignora en un par de ocasiones la correcta concordancia, combinando sin demasiado tino el singular con el plural. (Tarjetas-monedero... que caducará; La Consejería de Educación y Empleo,..., conscientes de...) 

Carta sobre ayudas para libros de texto
 Más allá de estos errores, resulta llamativo que ella misma, y no el director del departamento correspondiente, firme esta notificación a las familias. Un gesto de cercanía que encaja en la perspectiva populista con la que ha abordado el conflicto con los profesores. La lideresa del PP, siempre atenta al latido de la opinión difundida en los medios afines, aseguró hace unos días que los docentes se quejaban porque su gobierno había decidido que el curso entrante, en vez de 18, trabajaran 20 horas semanales. Olvidó explicar que en realidad la jornada laboral es de 37 horas y media, similar a la de otros funcionarios, y que sus cifras se referían solo al tiempo que emplean dando clase. La misma manipulación que cuando se muestra el hemiciclo del Congreso semivacío para asegurar que los diputados no hacen nada.

Con su interesado desliz, rectificado después en Twitter, la presidenta de la Comunidad de Madrid esperaba recabar el respaldo de los padres, pero tan solo encontró el rechazo frontal de los profesores, que han convocado la primera huelga del curso a punto de comenzar. El conflicto es importante y, con parecidas posiciones, se repite en otras comunidades. Nuestra crisis de nunca acabar ha hecho que la sociedad vaya asumiendo, no sin protestas, que ha llegado la hora de los recortes. Sobre el tapete se discuten ya las líneas rojas de los límites intocables y los ajustes posibles en el Estado del Bienestar.

La rectificación, en Twitter, de Esperanza Aguirre
Ese, el de los números, incluso mejor el de la productividad, era el escenario donde Esperanza Aguirre debía haberse situado. Aunque tal vez necesitaría argumentos más contundentes. ¿Se puede prescindir sin consecuencias en la docencia de unos 1700 profesores interinos según sus cifras, unos 3000 de acuerdo con los sindicatos? ¿Por qué estaban contratados? ¿Es preferible ahorrarse hasta 80 millones anuales de euros en estos salarios a gastar, según EL PAÍS, 111 en campañas de publicidad durante el presente año? ¿Es una comparación demagógica o cuestión de prioridades?

La Comunidad de Madrid ha reducido en 2011 un 4,8% su presupuesto en Educación, una merma superior al 3,4% que ha recortado su presupuesto general. Por aportar todos los datos, que no siempre son comparables, hay que explicar que ni siquiera figura entre las que más han adelgazado este capítulo. Lo peor es la contribución de su presidenta al desprestigio fácil de los profesores. Porque, en el fondo, podríamos incluso coincidir en la necesidad de un debate sobre la eficiencia del funcionariado, sobre la viabilidad de unas Administraciones Públicas basadas en  un personal carente de incentivos y con el trabajo y el sueldo asegurados para toda la vida.

Lo siento. La formación es el capital más valioso que legamos a nuestros hijos. Creo que meter la tijera en la Educación es incompatible con el propósito de mejorarla que suele repetir Esperanza Aguirre. Ahogada por los números, enfangada en el número. Una política singular que plantea sin consultar plurales recortes.   

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