jueves, 28 de abril de 2011

Real Moudrid

Mourinho jugaba en casa y sin tregua se lanzó al ataque…en la rueda de prensa. Antes, durante el partido, había regalado al Barcelona el balón y el territorio. Pero sentado ante el micrófono se recostó sobre un dato, la injusta tarjeta roja a Pepe, para edificar una ficción, retorcer la realidad, desfigurar el marcador (0-2). Y envalentonado por el eco de sus acusaciones, se enredó en los inquietantes motivos de su enojo: “El 0-0 era un buen resultado”. ¿En el Bernabéu, contra el Barça, en una semifinal de la Champions, con la Liga ya perdida, con la Copa recién ganada? Grandeza menguante.

El entrenador portugués se refugió en lejanos arbitrajes injustos y denunció conspiraciones internacionales, atacó la integridad de Guardiola, citó hasta la posible influencia de UNICEF… (al menos, reconozcámoslo, no mencionó el Titadyne). Habló y habló, y sin embargo, no explicó por qué su equipo no quiso el balón, por qué ni siquiera supo ni pudo presionar como en la final copera. Ahogado en su inefable protagonismou, se escudó en el tópico –“un equipo fantástico”- para robar titulares al formidable tanto de Messi. ¿Tal vez Pepe le hubiera parado?

martes, 26 de abril de 2011

La inocencia perdida del fútbol

Ocurrió hace ahora 30 años. El árbitro pitó el final del partido y los futbolistas del Real Madrid, que habían vencido 1-3 al Valladolid, comenzaron a abrazarse jubilosos sobre el césped del viejo estadio José Zorrilla. Juanito y compañía celebraban la Liga entre la euforia de sus seguidores y la indiferencia del público blanquivioleta. Murmullo en la grada, miradas al marcador. Sorpresa. Un gol de Zamora en el descuento daba el empate a la Real Sociedad frente al Sporting (2-2) y el primer título al conjunto donostiarra. “¿Pero no se había acabado?” Las caras desencajadas de los jugadores madridistas en Valladolid. La fiesta más breve a la que he asistido.

El transistor en la oreja, el olor a puro, la meadilla del descanso, el recorte de periódico para interpretar aquel diabólico marcador simultáneo. (“¿Deportivos Paredes es el Betis-Hércules, o ése es Licor 43?”). Parafraseando al maestro Larraza, pocas cosas hay tan hermosas como disfrutar un partido de fútbol a través de los ojos ilusionados de un chaval. Siempre acompañado por mi padre y por el inolvidable periodista Félix Antonio González, frecuenté de pequeño el viejo estadio vallisoletano del Paseo Zorrilla. Con los años, mis aficiones cambiantes se ampliaron a las canchas de baloncesto y al campo de rugby. Ahora, como corresponde, intento cumplir con mis hijos: en unos días les llevaré de visita al Camp Nou y al Bernabéu.     

miércoles, 20 de abril de 2011

La pelota y la palabra

Por una vez, haré caso a Mourinho. No seré hipocrita ni ocultaré datos: su personalidad se me atraganta. Honestidad periodística. Si Guardiola encarna un estilo, "The Special One" representa un resultado, casi siempre positivo. Y para conseguirlo, todo vale. Desde su llegada al Madrid, el entrenador portugués, un ganador nato, ha preparado con denuedo la derrota, abonándose a la teoría de la conjura planetaria. El césped del Bernabéu, el papel de Valdano, los entrenadores rivales, los dictámenes médicos, la directiva reticente a ficharle un "9", el calendario, por supuesto los árbitros y hasta los informadores. Las ocho fuerzas del mal conchabadas para situarle a ocho puntos del Barcelona en la Liga. También seré objetivo. Además de reconocer sus méritos, los periodistas le necesitamos: crea polémicas, regala titulares, vende portadas. Pero su protagonismou me resulta agotador.

martes, 12 de abril de 2011

Planeta You Tube




Vaclav Klaus conquista la Red. Este vídeo del presidente checo adoptando una pluma estilográfica durante una rueda de prensa conjunta con el chileno Sebastián Piñera se ha convertido en un éxito viral y quizá el primer paso hacia una prometedora carrera en el mundo de la magia. ¿Un despiste? ¿o esas cosillas de la crisis?

viernes, 8 de abril de 2011

Se busca community manager

Nos siguen, nos rodean, nos agobian. En un país con casi el 20% de parados, los anuncios, verdaderos o falsos, demandando community managers se han disparado de manera desaforada. Todos los contratadores, absolutamente todos, quieren experiencia previa, lo que supone un imposible metafísico. Así que también hay trabajo –industria secundaria-  para falsificadores de perfiles y multiplicadores de amistades. Hacen falta gestores de reputación en las redes sociales. En islas lejanasen los cruces de caminos entre el azar y el dinero y hasta en los circunspectos despachos del gobierno vasco. 

miércoles, 6 de abril de 2011

Tan ocupados y tantos desocupados

Tiger Woods cambia de vida… virtual. A lo grande. Estrena cuenta en Twitterperfil en Facebook y página web oficial antes de enfrentarse al Masters de Augusta. El ídolo del golf quiere volver a reinar, que los aficionados olviden sus aventurillas extramaritales y le ovacionen, menos sexo y nuevo swing. Volverá al green con el putt en una mano y el teléfono móvil en la otra. “¿Hey, chicos, qué recomendáis?”. En unos días ha superado los 800.000 seguidores en Twitter, así que alguno acertará. La gran coalición recuperará la chaqueta verde. Luego tendrá que repartírsela.

domingo, 3 de abril de 2011

Adiós con mensaje

Zapatero habló y, por una vez, casi todos aplaudieron. Los que nunca le han aguantado, los que se sintieron traicionados por los recortes sociales y también, claro, los que han respaldado su trayectoria. El presidente del gobierno se marcha por España, por su partido y por su familia. Y obviamente porque estaba condenado a perder por goleada las próximas elecciones generales. Cuando hace 7 años llegó a la Moncloa, repitió con cierta inocencia que el poder no iba a cambiarle. El primer domingo de gobierno anunció por sorpresa que iba a sacar las tropas de Irak. Parecía la decisión de un ciudadano, más que la de un político profesional. Pero le salió bien.  

El líder socialista ha tenido buen oído para escuchar el latido de la calle; las movilizaciones de la derecha, aun ruidosas, nunca han frenado las medidas sociales que dependían sólo de su gabinete. Ha mostrado intuición incluso para iniciativas arriesgadas y discutibles, como la negociación con ETA. El fracaso de la T-4, que no le ha pasado factura, ya mostró que su voluntarismo idealista era insuficiente. De alguna manera, anticipó que iba a estrellarse contra asuntos más complejos que requerían el liderazgo, el acuerdo con otras fuerzas y la política de Estado. Así ocurrió con la errática reforma estatutaria y, por supuesto, con la tardía e insuficiente respuesta a la crisis económica. Las buenas intenciones, los anuncios inesperados han acabado demasiado a menudo en rectificaciones, desmentidos e inestabilidad.  

En medio de las incertidumbres sobre la economía y las promesas de nuevas reformas, Zapatero salta a las portadas por lo que no hará: no será el candidato socialista en 2012. Un resumen simbólico de la segunda legislatura, de la parálisis contra la recesión. En los últimos meses, atrapado entre los sindicatos y Bruselas, el jefe del ejecutivo había complicado innecesariamente hasta el debate sobre su propia sucesión. Si el mero planteamiento de la cuestión invitaba a pensar en una retirada casi anunciada, el retraso en resolverla iba alentando las especulaciones sobre su continuidad. Al fin, este sábado se ha quitado la chaqueta de presidente para sacar billete hacia León. Un viaje de vuelta que maquilla su legado.     

Zapatero se va como Aznar, pero de manera diferente. Con su publicitado talante, el presidente por un año parece dispuesto a distanciarse de la previsible contienda en su partido. Por debajo de los elogios forzados de los barones que miran con miedo el 22-M, el PSOE se enfrenta a un vértigo delimitado por el vacío y el temor a las luchas internas. En la otra orilla, el PP se ve obligado a modificar la estrategia para una batalla que las encuestas habían sentenciado a su favor. Frente al ineludible debate sobre la crisis, Zapatero pone ahora en la calle la comparación en torno al modelo sucesorio de unos y otros. Es su última jugada. Salva el partido para los socialistas, aunque es difícil que les permita remontarlo. Y ya no será derrotado por Rajoy. El adiós de un superviviente.