viernes, 11 de julio de 2014

El libre albedrío del 13


“Sí, sí, síiiiiiii …. , enorme, Putoamoooooo”.  Joder, qué subidón Si lo meto, ganamos. Si lo meto, ganamos. Si lo meto, ganamos.  Campeones. Si fallo, a seguir tirando …  y ya sólo quedan los tiesos y los cagaos. Bueno, y yo, que estoy tieso y cagao.  “Tranquilos, lo meto seguro”. Ya imagino el periódico, letras grandes en medio de la portada. Y mi foto, corriendo como un loco, a pecho descubierto, para evitar que me recuerden con esta espantosa camiseta amarilla y el puñetero número 13. Y detrás, corriendo a abrazarme, todos estos cabritos

Me bautizaron Cenizo porque me tocó el 13. Me dieron el 13 porque soy el nuevo y fui el último en elegir. He debutado por sorpresa.  En la final. El míster me ha puesto, no explicó bien por qué. Ha dicho eso del equilibrio, pero lo dice siempre. Raro. Yo soy de pocos equilibrios. Puedo estar durante horas apagado, hasta que en un momento acelero y ya no pueden frenarme. Pero tantas órdenes hoy me han bloqueado.  Me la daban y la devolvía. Y el míster, tan contento. Qué rabia.  Y de regalo, el último penalti. Portero, vas a comértela, voy a reventarla por el centro.