domingo, 24 de febrero de 2013

Abecedario de la desolación: N

Nación, No sabe/No contesta
 
Desde que aquellos guardias civiles, secuestradores por obediencia debida, abandonaron el Congreso a través de las ventanas, la Cámara ha permanecido cerrada y sin ventilación. Algunos días de diciembre –en 2012, ni siquiera eso- se abren los portones para que en civilizada fila cientos de pacientes ciudadanos deambulen  por el hemiciclo, deploren como es de ley los disparos golpistas y presuman de que se han sentado tres minutos gratis en el escaño de un ministro. Fuera de programa, las visitas a la tribuna de invitados suelen acabar en protesta y expulsión. Pero no se quejen los votantes críticos con las restricciones en el acceso a los salones enmoquetados. ¿Alguien recuerda la última vez que vio a un cargo de relevancia paseando sin escoltas ni asesores?   

Debate prescindible sobre el deplorable estado de esta nación en el diván. Discursos, declaraciones, réplicas y contrarréplicas. Rajoy revive, derrota al supuesto revulsivo Rubalcaba y perdemos todos. No por el resultado de su particular cara a cara, sino por la letra pequeña de las encuestas. Según Sigma Dos, el 41’7 por ciento de los encuestados nosabenocontesta  quién ganó tan trascendental cita política de nuestra Spaña doliente. El porcentaje supera a los que creen que se impuso el presidente (36’6%), y se dispara respecto a los indiferentes y/o desinformados de 2011 (33’3%) y de 2010 (25’9%).  El CIS completa la radiografía de un ritual de interés menguante. Para el 36,9% de los encuestados, no ganó ninguno. El partido que más crece, el NsNcNls. En castellano viejo, 'No sabemos, no contestamos (o directamente) nos la suda'.  

lunes, 4 de febrero de 2013

Abecedario de la desolación: S

Spaña, Suiza

Una vez pasé por Suiza y me pareció civilizada.  Empezaban los 90 y en nuestra gritona España un veterano nuevo rico, Jesús Gil, presentaba un programa en Telecinco dentro de un jacuzzi. Sus efluvios populistas, adornados por una escolta de curvas recauchutadas, acabaron salpicando y empapando el buen gusto nacional, si es que eso alguna vez existió. Frente a tan obscena exhibición semanal de billetes y poderío, las cámaras acorazadas y las cuentas sin titular conocido. Suiza era elegante, Suiza era discreta, Suiza era Europa aunque nunca ejerciera, aunque siempre haya optado por abstenerse.

Toca mojarse, regresemos al jacuzzi. ¿Por qué tanta gente votaba a Gil pese a la obvia evidencia de  que sus virtudes se limitaban a la cartera? Por la sencillez de su mensaje: cualquiera puede ser rico, cualquiera puede ser político, cualquiera puede ser rico y político al mismo tiempo.  Como era de esperar, el alcalde de Marbella usó el cargo público para engordar sus negocios, fue condenado, regresó a la cárcel –ya había estado en el franquismo- y murió apestado. Para el pueblo llano, por sus delitos; en el fondo, era como todos. Para los políticos corruptos, por evidente, por ‘ostentóreo’; siempre mejor Suiza.