Hace casi cuatro años, el debate económico entre Manuel Pizarro y Pedro Solbes se presentó como un prólogo al principal, que protagonizaron días más tarde Rajoy y Zapatero. Tanto ha cambiado –para mal- la situación española que el único debate entre los principales candidatos a las elecciones del 20-N ha tenido este lunes como principal argumento la economía.
“Las elecciones las pierde el gobierno”, suele decir Mariano Rajoy. Y sin embargo el líder del PP, tras ocho años en la oposición, ha visto cómo el candidato socialista le interrogaba repetidamente por su programa. Estrangulado por las encuestas, con su corbata azul escorada a la derecha, Alfredo Pérez Rubalcaba ha insistido e insistido, “cuéntenos qué va a hacer con el seguro de desempleo”, escudriñando las entrañas del “programa oculto” de su rival. Una estrategia audaz pero contraproducente. A ratos parecía que se encontraba ya apretando al jefe del ejecutivo en el debate de investidura. Enfrente, Rajoy le miraba con un aire entre sorprendido y displicente, reiterando ¿con malicia? su errónea apelación inicial a Zapatero.
El candidato del PP, anclado a las cifras, ha repetido las acusaciones de los últimos años (“paro, deuda y desconfianza”), recalcando la responsabilidad socialista durante la última legislatura. "Negaron la realidad, se equivocaron en el diagnóstico, se equivocaron en las medidas”. Frente a las propuestas imprecisas de Rajoy para “gestionar la economía” con “sentido común” y avanzar hacia “la luz al final del túnel”, Rubalcaba prometía que el Estado asumirá la Seguridad Social en las nuevas contrataciones de empresas con menos de 50 trabajadores y planteaba la ayuda europea para retrasar el ajuste presupuestario, bajar los tipos de interés y poner en marcha un Plan Marshall. Proyectos ambiciosos ¿y realizables o más bien irrealizables? En la respuesta, el líder conservador no desaprovechó su evidente ventaja: “¿por qué no lo ha hecho antes?”
Lanzado al ataque, a ratos irritante en sus interrupciones, el candidato socialista ha bordeado la descalificación personal al tildar los planes de Rajoy de “clase de primero de economía”. Si el primero prometía blindar la sanidad pública, el segundo le replicaba que la mejor garantía es crear empleo. El líder del PP regresaba a la etapa de Zapatero para denunciar el aumento de la desigualdad y mencionar la congelación de las pensiones. El candidato socialista acusaba a su rival de esconderse en una redacción “deliberadamente ambigua” del programa para ocultar inconfesables intenciones. Hablando de educación, Rubalcaba ha conseguido arrastrar a Rajoy a un incómodo cuerpo a cuerpo. “Se lo voy a explicar…”, “eso es falso”, “mañana se lo mando”, “mándemelo”,“sí, sí, sí…”, “no, no, no…”.
El “presente-presente” de Mariano y el “programa-programa” de Alfredo han abierto un pequeño hueco a temas tan diversos como las diputaciones, los matrimonios homosexuales, la seguridad y la política exterior. En su último turno de palabra, Rajoy, leyendo, ha propuesto el cambio; Rubalcaba, sin mirar sus papeles, ha prometido no abandonar a nadie a su suerte. Ambos han dejado dos coincidencias: sus promesas de respaldo mutuo en el camino hacia el final de ETA y la confianza en la fortaleza de España. Y una misma ausencia: no ha habido acusaciones de corrupción.
¿Resultado? Alfredo Pérez Rubalcaba puede haber ganado a los puntos a Mariano Rajoy, pero sus proyectos de futuro no han tapado la sombra de Zapatero. El candidato socialista entraba muerto y sale vivo, peleará hasta el final de la campaña. El líder del PP, amarrado a la realidad, no ha cometido errores, sigue siendo el claro favorito. La ausencia de sorpresas no causará un trasvase de votos. El debate era importante, pero no será decisivo.
4 comentarios:
Estupendo resumen y muy calentito! A esas alturas se me hacía raro pensar q un debate televisado fuera a tener alguna trascendecia en el voto... Cada uno a lo suyo y ... España sin barrer
Me da la sensación de que, a dos semanas de las elecciones, con los votantes y simpatizantes ya movilizados, lo único que hace cambiar el voto es un acontecimiento que no pueda ser interpretado en los esquemas de pensamiento preexistentes. En este caso, que Rubalcaba hubiera demolido absolutamente la solvencia de Rajoy. E intentó hacerlo, llegó a irritarle pero el líder del PP se ancló a la realidad. Creo que Rubalcaba se batió algo mejor, dejó más claros sus mensajes, pero eso no quiere decir que tenga razón. La realidad jugaba a favor de Rajoy, y lo hizo valer. Gracias por el comentario.
Ayer decidí deliberadamente no ver entero el debate. Solo vi la presentación y los diez minutos de cierre, y tengo la impresión de haberlo visto todo.
Personalmente vi a Rubalcaba más cómodo en el formato. Rajoy ha aceptado hacer este debate porque "sería más feo no ofrecerse a hacerlo que no realizar un buen debate".
Mi reflexión es la siguiente: si fuera un extraterrestre que aterriza en España y ve el debate para decidir su voto, a Rajoy no le votaría porque no sé qué va a hacer; quizá a Rubalcaba, pero si me dicen que Rubalcaba ha participado en el gobierno que ahora acaba, entonces tengo claro que tampoco lo puedo votar, debo poner en duda todo lo que le he oído proponer. La respuesta es entonces c)otros, o d)los extraterrestres no votan.
Yo soy más de la e)Votar a Campo Vidal. Palabras, las justas. Un abrazo.
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