Pau García-Milà es muy joven, demasiado inteligente y el jueves me sorprendió en La Red Innova 2011 con su talento para emprender y, sobre todo, con su ilusión por contagiarlo. Durante su ponencia (subida a YouTube por agoranews) arrancó reconocimientos con un punto de vista provocador –un triunfador reivindicando el fracaso- y unas descomunales dotes comunicativas que acabaron poniéndole en aprietos. Rápido, irónico, incisivo -"todos somos responsables de la crisis"- dejó caer un comentario crítico hacia la indignación del movimiento 15M: “Te vas a la acampada Sol y dices “la culpa es vuestra” y de ahí sales mal…”. Aunque, aludiendo a la ausencia de iniciativa individual en España, también apuntó que no puede exigirse a quienes no tienen trabajo la búsqueda de una salida para la crisis. Detrás de un triunfo, Pau lo explicó muy bien, se ocultan muchos fracasos. Pero cuando el triunfo no llega, esto lo enseña la vida, detrás de tantos fracasos a veces sólo queda la desolación.
¿Qué tienen que ver Pau y el 15M? Son historias contemporáneas que en apariencia no se mezclan. El éxito de un emprendedor con un entorno relativamente favorable frente al derrotismo nacional a todos los niveles que ha extendido la recesión y que han recogido las acampadas fundadas hace un mes. No obstante, aun a riesgo de retorcer las interpretaciones, la evolución personal de Pau puede ayudar a entender el espíritu de Sol.
La insatisfacción frente a las aspiraciones frustradas. Del mismo modo que Pau no quería estudiar y desafió la insistencia de sus padres, muchos jóvenes se han ido rebelando contra la falta de horizontes personales y colectivos. Una parte de la sociedad se levanta contra la política y la economía, exigiendo que se dibujen unas reglas del juego más justas. Primer problema. Creo que los ciudadanos preferimos la transformación a la revolución.
La iniciativa. Pau se encerró a trabajar. Miles de jóvenes se plantaron en las plazas, tampoco se quedaron quietos. Intentaron repensar el sistema a mano alzada. Han aprendido que es difícil. O se constituyen en un movimiento político –lo último que desean- o se aproximan, algo improbable, a una formación que asuma algunas de sus demandas. Segunda sensación. Como los creadores recluidos en el piso con Pau, su valor intrínseco no se resiente pero, al cerrarse el acceso al sistema, tenderán a perder influencia, a convertirse en marginales.
El fracaso. Los emprendedores, pese a su esfuerzo, se estrellaron durante meses. Los indignados, pese a la sensatez de su diagnóstico, pese a la limpieza de sus intenciones, parecen haber encallado. En las últimas fechas, la ausencia de una organización jerárquica ha favorecido a la minoría violenta y ha restado capacidad de convicción a sus condenas de la violencia. Este domingo insistirán en su legítima protesta. Criticar, siempre; nunca agredir. La tercera constatación. Felizmente, vivimos en democracia, hay que respetar a nuestros representantes.
¿Y mañana? Pau y su equipo acabaron creando un exitoso modelo de software libre, eyeOS. Los indignados ganaron un rápido apoyo que ha tenido ecos dispersos en el poder: debate sobre las listas abiertas, reducción de coches oficiales. Seamos consecuentes. Igual que los políticos, igual que los votantes que respaldan a presuntos corruptos, el movimiento 15M tiene derecho a equivocarse. También a ir despacio. Los procesos sociales son mucho más lentos que las iniciativas individuales. Los jóvenes airados no podrán conquistar el futuro empresarial como Pau, pero harán una importante contribución si, igual que él, consiguen insuflarnos sus ilusiones de cambio.
3 comentarios:
ole!
Desde que leí su frase de marras, me cayó mal. Lo que hay que hacer, precisamente, es ir a Sol a gritarle a quien tiene la culpa de este desaguisado que ya nada va a ser como antes, porque la gente ha despertado de su letargo.
Se trata de luchar por un mundo en el que exista el derecho a una vida digna sin que haya que ser tan listo, emprendedor y espabilado como este Pau (me alegro por él, por eso...)
Gracias por los comentarios. Anna, resulta un poco forzado relacionar dos temas como Pau y Sol, pero el eco de su comentario evidenció que había un algo latente que unía ambos temas.
Lola, la frase de marras es la que he recogido,,, el hecho de que luego no la desarrollara contribuyó a la ambigüedad y a la polémica. Mi conclusión es que, quizá sin gracia, bromeó con que su mensaje no sería bien acogido por los indignados, pero no les culpó de la crisis..En todo caso, en el contexto de su ponencia esa crítica no rechinó tanto porque, con la misma ironía criticó a Zapatero, a Rajoy, y hasta a los que se forman en las mejores escuelas de negocio para ser directivos. Él, lo confieso, me pareció muy bueno. Sus críticas al talante acomodaticio de los españoles me gustaron. Pero, una vez que superamos ese nivel individual,,, de la crisis deben responder más los qué más podían decidir. Y, efectivamente, el sistema debe ayudar a los que no son como él. Un abrazo.
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