sábado, 4 de diciembre de 2010

Informe desde España

De: Embajada en Madrid
A: Departamento de Estado
Confidencial

La adjudicación del Mundial 2018 a Rusia ha provocado una decepción pasajera en España. El país se encuentra atrapado entre el infierno de los mercados y el temor a la congelación económica. El presidente Zapatero ha excusado su presencia en la Cumbre Iberoamericana para transmitir que mantiene el timón en la lucha contra la crisis. Sí se desplazó brevemente a Zúrich para defender candidatura ibérica al Mundial. (Prioridades: crisis, fútbol, agenda exterior ¿o fútbol, crisis, agenda exterior?).

Zapatero ejerce en la práctica como ministro de Deportes. Es la única gestión que le proporciona éxitos –y fotos sonrientes - con cierta regularidad. Traer el Mundial a España –y al vecino Portugal- le hubiera dado unos días de (peligroso) optimismo. Pero perdió. La FIFA, se lamenta aquí la Prensa, ha preferido los dineros de Putin (el macho alfa). Lógico. Dinero aquí, ahora mismo, no hay mucho. Oportunidad para especuladores (estaré atento para mandar informe).

El gran triunfador español de la semana ha sido Pep Guardiola. Es el entrenador del Barcelona, el equipo favorito de Zapatero (y del juez antiamericano Garzón) y, curiosamente, apoyó la candidatura victoriosa de Qatar al Mundial 2022. Jugó allí antes de retirarse. Lo evidente es que en el emirato sobra dinero y falta fútbol. Habrá que construir estadios. Oportunidad para inversores.

Al principio de la semana, en el partido entre los dos equipos más importantes de la Liga de soccer, el Barcelona venció al Real Madrid por 5 a 0. Era un encuentro lleno de rivalidades deportivas y con trasfondo político (remitiré informe detallado, ahora me centro en lo importante). Los jugadores del Barcelona, hábiles, bajitos y escurridizos –como los españoles del tópico-, guiados por Guardiola, emboscaron a los bien plantados futbolistas del Real Madrid. (Otro día mando informe sobre “Viriato”, un héroe local que lucha contra el Imperio Romano. A muchos españoles, sospecho que izquierdistas y trasnochados, no les gustan los Imperios; estaré atento).

En realidad, lo que les encanta a los españoles es discutir, enfadarse (y a veces hacer luego las paces para poder enfadarse más adelante). En el partido citado jugaban casi todas las estrellas de la selección campeona del mundo. Un defensa del Real Madrid, Ramos, acabó a patadas y empujones con las estrellas del Barça. Otro del Barcelona, Piqué, se burló de los rivales por la goleada. Luego todos coincidieron en que son cosas del fútbol. (Cualquier día Zapatero dirá de la crisis: son cosas de la economía).

El que no se enfadó, por una vez, fue el entrenador del Real Madrid, Mourinho. A él, que es portugués, también le encanta enfadarse, pero no hacer las paces. Se le considera el mejor entrenador del mundo, probablemente el mejor pagado. Pero cuando perdía 2-0, quitó a un atacante, (¿para aguantar el resultado?) y se refugió en el banquillo. En la rueda de Prensa afirmó muy serio que la derrota no había sido difícil de digerir. Oportunidad para psiquiatras. Por cierto, algunos seguidores madridistas, que habían viajado a Barcelona convencidos de las posibilidades de victoria, acabaron insultando a sus propios jugadores. En este país falta espíritu deportivo. También patriotismo.

A los españoles les gusta debatir sobre el patriotismo. Pero no lo practican. Oportunidad para psicoanalistas. Los controladores aéreos, bien pagados y enfrentados con el Gobierno, han iniciado una huelga encubierta que ha cerrado los aeropuertos al comienzo de un larguísimo fin de semana (“puente”, lo llaman aquí). Decenas de miles de personas se han quedado tiradas en tierra, con billete y sin vuelo. La gente se encuentra enfurecida. El Ejecutivo mantiene el pulso. Zapatero ha entregado el tráfico aéreo a los militares y amenaza con mandar a la cárcel a los huelguistas. (Oportunidad para controladores). Los medios de comunicación recuerdan los despidos que ordenó nuestro presidente Ronald Reagan en una situación similar.

En plena crisis, la gente se encuentra entre desconcertada y enfurecida, aunque todavía no hay signos de un posible regreso de Aznar. Dijo al anterior embajador que sólo en caso de emergencia nacional. Tal vez si se suspende la jornada de Liga. (Tengo entradas para el Real Madrid-Valencia). Estaré atento.

P.D. Desde hace días, el Gobierno intenta apagar la polémica por la difusión de nuestras gestiones sobre el caso Couso, los vuelos de la CIA y el cierre de Guantánamo. El asunto, gracias a los controladores, saldrá pronto de las portadas. Oportunidad, perdón por la broma, para periodistas.

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