“Sólo se puede salir de la crisis trabajando más y ganando menos”. La frase fue pronunciada en octubre de 2010 y se dirigía a los sindicatos. Esta misma semana, su autor, Gerardo Díaz-Ferrán, alejado por razones estéticas de la presidencia de la CEOE, ha declarado en la Audiencia Nacional como imputado por un delito de apropiación indebida de fondos de Viajes Marsans, una de las empresas que condujo a la quiebra. Y sin embargo su pensamiento se ha hecho doctrina para fortuna de su sucesor, Joan Rosell.
La reforma laboral seguramente era necesaria pero en absoluto es justa. Con 5,2 millones de parados y 10,7 millones de votos, a Rajoy le sobran avales para apostar. La parálisis no es una opción. Al recortar los derechos laborales en los contratos preexistentes, al facilitar la rebaja de sueldos y los despidos más baratos, el gobierno del PP ha señalado a los representantes de los trabajadores como corresponsables de los fracasos anteriores. Lo fueron, y también el ejecutivo socialista y por supuesto los empresarios, que sin embargo han salido reforzados de este golpe al pasado. ¿Y mañana? ¿Empleo futuro a cambio de precariedad? Demasiado lejos, todavía hay que salvar este presente de emergencias.
La huelga general podría pintarse como justa y no del todo conveniente. Muchos cuestionan el momento, con el moribundo en el quirófano. Para otros, esto es más grave, ni siquiera ya los sindicatos resultan necesarios. Víctimas de las maniobras envolventes de Esperanza Aguirre, de maledicencias simplistas, pero también sometidos a su propio descrédito y a sus rigideces conceptuales. ¿Y ayer? ¿Deberían haber promovido trabajar más por menos para evitar despidos? Hoy, frente a la reforma laboral, la inactividad tampoco parece una opción. Pero con esta huelga de urgencia, anterior incluso a los presupuestos del tijeretazo, han decidido examinarse en su peor momento contra un gabinete sin desgaste.
La posibilidad de “parar el país” fue un mito fundacional del PCE de la transición que paradójicamente encontró su máximo esplendor aquel 14 de diciembre de calles espectrales contra Felipe González. Un cuarto de siglo después, el tejido productivo ha mutado y la conciencia social de la izquierda se busca sin acabar de encontrarse. Las grandes centrales, decisivas en conquistas pasadas, importantes aún en las grandes compañías y en los sectores industriales, han perdido sentido a los ojos ajenos de muchos ciudadanos parados, autoempleados o ahogados por sus negocios. Sálvese quien pueda.
Pese a los piquetes, pese a las pancartas, pese a hipotéticos brotes de violencia y a porrazos policiales, España no será Atenas el 29M, excepto en algunas fotos. La desesperación no ha prendido tanto como el miedo al despido en plena debacle. Incluso la izquierda, anteayer dividida y ayer derrotada, todavía acusa más la deficiente herencia económica de Zapatero que la violencia estructural, que diría Gallardón, del ideario de los patrones.
¿El gobierno o los sindicatos? Que cada uno decida. ¿Reforma laboral a la carta para la CEOE o huelga general de los trabajadores? Categorías antiguas para un mundo amenazado y en mutación. ¿Trabajar más por menos? Quizá temporalmente, a cambio de seguridad. ¿Quita de derechos laborales? Tal vez, si garantiza la supervivencia del Estado del Bienestar.
4 comentarios:
Buena reflexión a doce días de la huelga. Y sólo un aporte... Cómo se va a articular la temporalidad de trabajar más por menos?? Imposible recuperarlo en décadas.
Gracias por el comentario y mis disculpas por haberlo visto tan tarde. Ese es el núcleo del problema... ¿estas concesiones son temporales o reversibles?
Si asumiéramos que hay que recortar, incluso para siempre, habría que plantearse de dónde se puede y de dónde no se puede...Quizá sean más importantes: Sanidad gratuita, Educación pública gratuita, dos años de prestaciones por desempleo. Pero eso depende de la jerarquía de cada uno.
Vayamos a la enmienda a la totalidad...¿Hay alternativa a los recortes? Quizá la haya, pero la Unión Europea nos la ha tenido en cuenta. Y España no puede decidir por su cuenta...y, sobre todo, necesita dinero para financiarse.
Yo, personalmente, estoy muy dividido.
Y de verdad crees que "
¿Trabajar más por menos? Quizá temporalmente, a cambio de seguridad. ¿Quita de derechos laborales? Tal vez, si garantiza la supervivencia del Estado del Bienestar" que eso lo que garantiza y que esto es temporal, yo sinceramente no lo creo.
Gracias por el comentario, Anónimo. En algunas empresas se está aplicando una rebaja salarial, progresiva según niveles, a cambio de que no haya despidos. Veremos si es temporal, pero lo inminente es sobrevivir.
Puestos a ajustar, y parece que hay que ponerse, prefiero una reducción de los días de indemnización antes que recortes en Sanidad, Educación, Dependencia o prestaciones sociales.
Y por supuesto que los recortes, todos, sean progresivos. Pero es una opinión y por tanto discutible y criticable. Gracias!!
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