En el gran día de Rajoy, la estrella ha sido, para infortunio de ambos, Fernando Alonso. Desde hace ocho años, el líder del PP había esperado este momento. Desde el lunes, ha ido enunciando desafíos, anunciando ajustes, renunciando a esperanzas, intentando cuadrar las cuentas del debate de investidura. Desde este mediodía es presidente del gobierno y medita sobre los integrantes de su ejecutivo. El protagonista indiscutible era él hasta que el piloto de Ferrari ha hecho pública su separación de Raquel del Rosario, y le ha adelantado sin remisión en el podio de las noticias más vistas del día.
La última sesión de Café&Periodismo (Foto: @albertofdiez) |
¿Qué es más importante? Probablemente, para todos, sin ninguna duda, el relevo en el gobierno. ¿Y más atractivo, interesante o sorprendente? Podría parecer que, para los lectores de este martes, la ruptura sentimental del piloto asturiano. Ambas valoraciones no son en absoluto contradictorias. Desde hace unas semanas difundo informaciones del diario El Mundo en distintas redes sociales. Y al mismo tiempo, intento escudriñar de qué conversaciones en Internet se puede extraer algo noticioso. Enseño mis cartas: no me parece que el cambio de peinado de un presentador sea relevante, aunque me veo obligado a aceptar, abrumado por las cifras, que esa ¿información? triunfó. Las reticencias, sospecho, son ampliamente compartidas en el gremio. Es llamativa la disonancia entre la jerarquización informativa de los periódicos y la lista de los artículos más visitados en sus webs.
Durante una década he editado informativos en CNN+. Era una tele dura o, como decía un amigo, para gafosos. Más dedicada a Corea del Norte que a Lady Gaga. Y aunque en el último año se produjo cierta apertura hacia la actualidad, más allá de las noticias en sentido estricto, y hasta aparecieron las celebrities, todavía salpicábamos la pantalla con algunas comparecencias políticas que hundían nuestra (reducida) audiencia a partir del tercer minuto. De nuevo el dilema: ¿un canal para periodistas o para espectadores? No llegamos a resolverlo. Dudo de que lo hubiéramos conseguido. Las noticias pesan más o menos en función del contexto temporal en que se producen. Predominan o son relegadas dependiendo de las que tienen alrededor. Y esa decisión, al margen de algunos criterios solidificados por el oficio, siempre es subjetiva.
En Café&Periodismo (aquí están las fotos de @albertofdiez) hablamos también del directo como elemento definitorio de los canales de información continua. No llegué a comentarlo, pero recuerdo algunos claramente prescindibles. Hago autocrítica. ¿Cuántos mítines políticos hemos pinchado en las mañanas del fin de semana por llenar un rato la pantalla, porque las piezas de la noche anterior habían caducado, porque todavía no había llegado material nuevo o no había manos para procesarlo? ¿Era necesario regalar treinta minutos de programación a la comunicación del candidato para acabar sacando un corte de treinta segundos? Hoy siento que en aquellas retransmisiones había bastante más directo que periodismo (y que espectadores).
Con Marta Fernández y Esther Cervera (Foto: A. Trenado) |
Regreso, por oposición, al populismo de las redes sociales. ¿Debemos prestar atención prioritaria a los temas que los lectores comparten y retuitean por iniciativa propia? Debemos conocerlos y decidir caso por caso. ¿Debemos llenar los informativos de impactantes imágenes tomadas de YouTube? Depende, el veneno está en la dosis. Si hacemos "lo que interesa a la gente", no aportaremos nada, perderemos el escaso valor que nos queda. Quizá habrá audiencia, nunca periodismo. ¿Aporta la audiencia? Según quién. No nos engañemos: la mayoría utiliza la web 2.0. para el contacto o el entretenimiento, lejos de cualquier finalidad informativa. De la minoría surgen, sin embargo, tendencias interesantes y a veces aportaciones valiosas. Como en la vida real. ¿Entonces? Más café con los lectores para charlar de Alonso y, por nuestra parte, mejor periodismo sobre Rajoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario