El pasado 20
de mayo 21 balseros cubanos permanecieron
encaramados durante ocho horas en un faro en desuso llamado "American Shoal" y
situado a algo más de seis millas náuticas de Florida. Allí se dirigían cuando
vieron acercarse a una embarcación de la Guardia Costera estadounidense. Para
evitar ser detenidos, se lanzaron al agua y treparon por la instalación,
construida en 1880, cuando la isla de la que habían partido era todavía una
colonia española.
Como si
intentaran regresar al pasado, estos emigrantes furtivos vieron en aquella
vieja estructura su última esperanza. Pensaron que era territorio de Estados
Unidos y que al tocarlo tendrían que ser
aceptados por ese país, como establece la política de "pies secos, pies
mojados". Tras un intenso tira y afloja, la mayoría accedió a descender. Otros
optaron por mantenerse escondidos, aunque bajaron un día más tarde. Comenzó
entonces para todos una estancia de cinco semanas en un barco a la espera de
que un juez dictaminara si habían tocado suelo y tenían derecho a quedarse, o
si por el contrario debían ser devueltos a Cuba.
Como le
ocurrió a Colón con el Nuevo Continente, de forma inconsciente estos náufragos
voluntarios habían descubierto y fundado en un faro, a cien metros de altura,
su efímera Kuba. Un diminuto estado okupado
que mantiene a sus habitantes a la deriva y a la vez anclados al tiempo. Una
relikia histórika enklavada en el Karibe, nieta de la lucha contra el kolonialismo
en siglo XIX, hija de la pugna entre kapitalismo y komunismo del siglo XX,
rehén de los Kastro en el XXI, kondenada kada día a no kaer.
¿Eran balseros o eran una metáfora? ¿Y si en realidad es Raúl Castro quien se ha
lanzado a las aguas de Obama para no ahogarse, pero necesita quedarse a medio
camino para no perder pie en la isla? ¿Y si, como en el faro, la mayoría sus residentes
forzosos preferiría salir de cualquier manera, pero algunos han optado por
resistir otro rato? ¿Hasta cuándo podrán aguantar? ¿Se rendirán también al
fina? ¿Y si esa dictadura añeja fuera algún día juzgada, como los kubanos del
“American Shoal”, por leyes ajenas?
Kuba, y por
extensión Cuba, aspiró a ser un sueño que ya no pasa de hipótesis. El martes 28
de junio un juez federal estadounidense resolvió que las leyes migratorias
estadounidenses no afectaban al faro, que los inmigrantes habían sido detenidos
en el mar y por consiguiente podían ser devueltos a su país de procedencia. Consideró el
magistrado que el “American Shoal” era propiedad de Estados Unidos, pero no
parte de su territorio.
A Cuba le
ocurre lo contrario. Debería pertenecer a sus habitantes, pero en nombre de la
abolición de la propiedad se ha convertido en territorio de unos pocos.
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