-La derrota de ETA
La banda criminal anunció hace algo más de dos años su
renuncia definitiva a la violencia. Es cierto que desde entonces no mata,
secuestra ni chantajea, pero no ha entregado las armas ni se ha disuelto
formalmente. Mientras,
desde la cárcel, sus presos tratan de plantear la salida colectiva a la calle
incluso aceptando uno por uno lo que siempre repudiaron: los beneficios
penitenciarios aplicables a los delincuentes comunes.
Ni la autodeterminación del País Vasco ni la anexión
de Navarra. Aplastados policial y judicialmente por el Estado, agrietados en su
interior, los terroristas dejan las armas sin haber conseguido los objetivos
por los que empezaron a matar durante la dictadura de Franco. Se
rinden. Todo esto es cierto y sin duda positivo, pero se trata de una
interpretación incompleta.