El presidente regresó a su despacho, al lugar donde sí
quisiera estar, reconfortado y dispuesto a evaluar con Superlópez sus poderosos
recursos persuasivos. Sobre el escritorio, la foto de Ángela Merkel, radiante y
juvenil, retratada con el chándal de Mourinho. En la tele, Rubalcaba saltaba
con el pie derecho sobre el alambre, retorcía la cintura enhebrando evasivas
sobre las disensiones y disquisiciones del PSOE. Quizá porque el runrún de
críticas internas le recordaba al desierto que dejó atrás o tal vez por practicar la
alta política que predica puntualmente desde hace 37 años Su Majestad, Mariano
le envió un mensaje privado de ánimo –‘Alfredo, aguanta, será mejor para
todos’- antes de interrogar a su asesor de comunicación. ¿Cómo lo has visto?’ ‘Hemos salvado el empate, seguro’.
Año uno de la era mariana. El apocalipsis maya pasó de largo
– algunos creen que se instaló para quedarse-, los chicos de la Roja alzaron
otra Eurocopa y luego se la bebieron ante la afición. Mientras los hombres de
negro aguardan en la frontera, las batas blancas han tomado la capital. Hasta
el presidente madrileño, González, tan necesitado de cariño y titulares, ha
amagado con regular el derecho de huelga para afrontar la herencia recibida de
Esperanza Aguirre. Ignora Ignacio que le pagamos un sueldo para arreglar
desfases, retrasos y abusos, no para malvender el patrimonio común. Centros
públicos de gestión privada, acuerdos privados al margen del público. Incendio
social, recetas a un euro. ‘Soraya, tenemos un problema’. ‘¿Con Cataluña?’.
‘Bueno, vale, entonces dos’.
Doce meses de resultados que se retrasan. Un par de huelgas
generales, remiendos y más remiendos en los bolsillos particulares, la
hemorragia que se reduce agotando el riego sanguíneo. Subida de impuestos
y amnistía fiscal, el primer rescate y un regate, marca España, al segundo. El estado del malestar creciente. Políticos jugando a la neolengua en ‘apalabrados’, con mensajes equívocos, escurridizos o abiertamente inoportunos. El deseado pacto fiscal que pretende acabar en consulta
soberanista, la conveniente convivencia con el nacionalismo que deriva en el
socialista‘no sabe-no contesta’, la necesaria eficiencia económica para justificar privatizaciones para el
pueblo pero sin el pueblo.
Mariano examinó los resúmenes del año. Intentó comprender el
bosón de Higgs, se abstrajo hasta el diálogo entre la Fe y la Ciencia, pero
parte de sus votantes habían perdido la fe, los milagros estaban agotados y apenas
quedaba presupuesto para la Ciencia. Repasó el facsímil del Códice Calixtino;
tampoco entre sus páginas logró atisbar el camino hacia la salvación. Con el pantalón de traje y su camiseta de
Casillas, el presidente saltó a la bicicleta estática. ‘Nos queda un año duro
por delante’. ‘Cierto, ni siquiera hay Mundial’. ‘¡Feliz 2014!’. Superlópez, los brazos en jarras, la capa recogida a modo de bufanda, le disparó un dardo de realismo. ‘¿Y el 2013, jefe?’
‘Si nos enfangamos en los detalles....¡se lo llevaron los mayas!’. Sin aguardar réplica, Mariano pedaleaba desinhibido y febril, evadido de sus problemas (y de los nuestros),
emancipado del calendario y de las deudas, como un superhéroe de permiso, ansioso por encontrar refugio más allá del tiempo.
Capítulos anteriores
Capítulo I: Gente pa tó
Capítulo II: El superhéroe de la podadera
Capítulo III: El hombre invisible no tiene bolsillos
Capítulo IV: La fiambrera de las palabras resecas
Capítulo V: "Yo no soy un chisgarabís"
Capítulo VI: Erre que erre
Capítulo VII: Ma_iano quie_e se_ no_mal
Capítulo I: Gente pa tó
Capítulo II: El superhéroe de la podadera
Capítulo III: El hombre invisible no tiene bolsillos
Capítulo IV: La fiambrera de las palabras resecas
Capítulo V: "Yo no soy un chisgarabís"
Capítulo VI: Erre que erre
Capítulo VII: Ma_iano quie_e se_ no_mal
Capítulo VIII: Reñido con la realidad
Capítulo IX: El desahucio nacional
Capítulo X: Prejubilados, mediopensionistas
No hay comentarios:
Publicar un comentario